
Una de las principales preocupaciones del padre primerizo es lograr que el bebé deje de llorar cuando está a su cargo. Es el tema que ha hecho sentir como una sarta de inútiles a generaciones enteras. Aquí damos algunos consejos para qué sepas en qué ocasiones tú debe debe llorar, en cuáles puedes y cómo puede callarlo, y aquellas contadas ocasiones en que el llanto incesante es una señal de alarma.
Primero sal de dudas. Si el bebé ha llorado por un largo rato y los sencillos intentos de hacerlo guardar silencio han fallado, probablemente algo anda mal en serio. Lo mejor es salir de dudas. Prueba todas las variaciones posibles para que un bebé deje de llorar: dale de comer, cógelo en brazos, cambia su pañal, palmea su espalda para evitar cólicos y háblale. Si nada de ello funciona, entonces busca alguno de los síntomas que revelan algo grave.
Pide ayuda si
El bebé realiza movimientos extraños, se pone azul o muy pálido, respira agitadamente o con problemas.
Corre a urgencias si
No da señales de reconocerte, hace pausas para respirar cada 20 segundos, se duerme de golpe, muestra señales extrañas en la piel (manchas, piel pegajosa, caliente o muy fría).
Problemas que indican algo grave
Tos profunda, ruidos al respirar, fiebre, escalofríos, presencia de sangre, se niega a comer, vomita.
Ante todo, y como padre, confía en tus instintos: si sientes que algo anda mal en relación con un llanto inusual. No te lo pienses, y lleva a tu bebé al servicio de urgencias más cercano.
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